EL SIGNO MÁS CIERTO DE LA SABIDURÍA ES LA SERENIDAD CONSTANTE – Michel Eyquem de Montaigne.

La serenidad es la cualidad de la persona que no se deja llevar pos sus impulsos, sino que se mantiene centrado y racional incluso en las situaciones de tensión y alarma. No hablamos aquí de negar la emoción, sino, como hemos comentado en otras ocasiones, de reconocer la emoción pero decidir dónde pongo mi atención para elegir la conducta más constructiva posible.

 

Cuando nos dejamos llevar por una emoción intensa la atención está puesta en la señal de alarma, nuestro cuerpo reacciona para defenderse, escapar, atacar… así es como acabamos discutiendo, echándonos cosas en cara, culpándonos… o bien, callando cuando tenemos que hablar, huyendo…

 

La serenidad es el equilibrio entre, sentir la emoción para reconocer un peligro del que protegernos, un límite que debemos poner, una etapa que cebemos cerrar… y la razón que pone la atención en la solución constructiva

 

Para entender de una forma más sencilla que es la serenidad comparto contigo este cuento que me encanta:

 

Un soberano de un gran reino se encontraba ya en una avanzada edad y quería asegurarse de que, antes de abandonar el mundo, le transmitía a su hijo una importante lección. A lo largo de las épocas más difíciles de su reinado, aquello había sido clave para mantenerse firme y conseguir que finalmente reinara en su país la paz y la armonía. Por alguna razón, el joven príncipe no acababa de entender lo que su padre le decía.

– Si, padre, comprendo que para ti es muy importante el equilibrio, pero creo que es más importante la astucia y el poder.

Un día cuando el rey cabalgaba con su corcel, tuvo una gran idea.

– Tal vez mi hijo no necesita que yo se lo repita más veces, sino verlo representado de alguna manera.

Llevado por un lógico entusiasmo, convocó a las personas más importantes de su corte en el salón principal del palacio.

– Quiero que se convoque un concurso de pintura, el más grande e importante que se haya nunca creado. Los pregoneros han de hacer saber en todos los lugares del mundo que se dará una extraordinaria recompensa al ganador del concurso.

– Majestad, preguntó uno de los nobles, ¿cuál es el tema del concurso?

– El tema es la serenidad, el equilibrio. Solo una orden os doy. Bajo ningún concepto rechacéis ninguna obra, por extraña que os parezca o por disgusto que os cause.

Aquellos nobles se alejaron sin entender muy bien la sorprendente instrucción que el rey les había dado.

De todos los lugares del mundo conocido acudieron maravillosos cuadros. Algunos de ellos mostraban mares en calma, otros cielos despejados en los que una bandada de pájaros planeaba creando una sensación de calma, paz y serenidad.

Los nobles estaban entusiasmados ante cuadros tan bellos.

– Sin duda su majestad el rey va a tener muy difícil elegir el cuadro ganador entre obras tan magníficas.

De repente, ante el asombro de todos, apareció un cuadro extrañísimo. Pintado con tonos oscuros y con escasa luminosidad, reflejaba un mar revuelto en plena tempestad en el que enormes olas golpeaban con violencia las rocas oscuras de un acantilado. El cielo aparecía cubierto de enormes y oscuros nubarrones.

Los nobles se miraron unos a otros sin salir de su incredulidad y pronto irrumpieron en burlas y carcajadas.

– Solo un demente podría haber acudido a un concurso sobre la serenidad con un cuadro como éste.

Estaban a punto de arrojarlo fuera de la sala cuando uno de los nobles se interpuso diciendo:

– Tenemos una orden del rey que no podemos desobedecer. Nos dijo que no se podía rechazar ningún cuadro por extraño que fuese. Aunque no hayamos entendido esta orden, procede de nuestro soberano y no podemos ignorarla.

– Está bien, dijo otro de los nobles, pero poned ese cuadro en aquel rincón, donde apenas se vea.

Llegó el día en el que su majestad el rey tenía que decidir cuál era el cuadro ganador. Al llegar al salón de la exposición su cara reflejaba un enorme júbilo y, sin embargo, a medida que iba viendo las distintas obras su rostro transmitía una creciente decepción.

– Majestad, ¿es que no os satisface ninguna de estas obras? Preguntó uno de los nobles.

– Si, si son muy hermosas, de eso no cabe duda, pero hay algo que a todas ellas les falta.

El rey había llegado al final de la exposición sin encontrar lo que tanto buscaba cuando, de repente, se fijó en un cuadro que asomaba en un rincón.

– ¿Qué es lo que hay allí que apenas se ve?

– Es otro cuadro majestad

– ¿Y por qué lo habéis colocado en un lugar tan apartado?

– Majestad, es un cuadro pintado por un demente, nosotros lo habríamos rechazado, pero siguiendo vuestras órdenes de aceptar todos los que llegaran, hemos decidido colocarlo en un rincón para que no empañe la belleza del conjunto.

El rey, que tenía una curiosidad natural, se acercó a ver aquel extraño cuadro, que, en efecto, resultaba difícil de entender. Entonces hizo algo que ninguno de los miembros de la corte había hecho y que era acercarse más y fijarse bien. Fue entonces cuando, súbitamente, todo su rostro se iluminó y, alzando la voz, declaró:

– Éste, éste es, sin duda, el cuadro ganador.

Los nobles se miraron unos a otros pensando que el rey había perdido la cabeza. Uno de ellos tímidamente le preguntó:

– Majestad, nunca hemos discutido vuestros dictámenes, pero ¿qué veis en ese cuadro para que lo declaréis ganador?

– No lo habéis visto bien, acercaos.

Cuando los nobles se acercaron, el rey les mostró algo entre las rocas. Era un pequeño nido donde había un pajarito recién nacido. La madre le daba de comer, completamente ajena a la tormenta que estaba teniendo lugar.

El rey les explicó qué era lo que tanto le ansiaba trasmitir a su hijo el príncipe.

– La serenidad no surge de vivir en las circunstancias ideales como reflejan los otros cuadros con sus mares en calma y sus cielos despejados. La serenidad es la capacidad de mantener centrada tu atención en medio de la dificultad, en aquello que para ti es una prioridad.

 

 

Este cuento lo encontré en el Libro Reinventarse de Mario Alonso Puig, libro que te recomiendo si no lo has leído aún. Y es uno de mis cuentos favoritos porque expresa perfectamente qué es la serenidad. La serenidad solo puede alcanzarse en plena tempestad, porque es en esas circunstancias en las que se necesita poner la atención en lo importante e impedir que el ruído exterior entre en tu mente.

Nuestras vidas están llenas de ruido, de tempestades y retos. Personas que no creen en ti porque su miedo les impide ver las oportunidades, personas tóxicas que viven en la queja constante y en el conformismo, situaciones que se tornan más complicadas de lo esperado, intentos que quedan en fracasos pero de los que puedes extraer un aprendizaje… no puedes cambiar la naturaleza de la vida pero sí puedes evitar que el ruido externo entre en ti.

La clave está en poner la atención en las oportunidades, en tus opciones, en tus aprendizajes.

 

EJERCICIO PARA MANTENER EL EQUILIBRIO DE LA SERENIDAD

Piensa en una situación actual o pasada que te genere inquietud o cierta preocupación.

 

-En primer lugar, escribe qué te preocupa de esa situación. Qué te inquieta.Describe tu tormenta.

 

-A continuación, céntrate en tu objetivo. Escribe qué te interesa conseguir de esa situación. Para qué lo quieres. Qué beneficios buscas y cómo te sentirás cuando los obtengas. Describe a tu poyuelo.

 

– Aumentemos la atención en el objetivo: respira hondo y recuerda situaciones pasadas en las que ya superaste retos y dificultades. Haz una lista con todo lo que te ayudó a conseguirlo: qué cualidades personales en ti destacaron esos momentos, con qué recursos contaste, qué aprendiste de esas experiencias.

 

-Cómo puedes enfocar la situación que te inquieta actualmente integrando esas cualidades y recursos que otras veces te funcionaron. Qué ideas se te ocurren para conseguir tu objetivo actual. Diseña un plan A, un plan B y un plan C.

 

-Toma fuerza interior recordando que tienes derecho a triunfar, a tener éxito, a trabajar por tus objetivos, a ser feliz… vence mentalmente a las resistencias externas.

 

-Por último, para reforzar esa idea de serenidad en tu mente, si te apetece puedes dibujar qué es para ti la serenidad, el equilibrio. Y tenerlo a la vista estos días de forma que te lo recuerdes.

 

Espero que esta actividad te ayude a encontrar el equilibrio emocio-racional en tu vida, y la serenidad se convierte en esa cualidad que te acompañe en los momentos complicados para no perder el foco ni la fuerza.

 

Un abrazo,

Irene.