Son muchas las situaciones de la vida por las que sentimos dolor. Por la pérdida de un ser querido, pasar por una enfermedad, una ruptura de pareja, ser despedido del trabajo… el dolor es la manera que tiene nuestro cerebro de procesar lo vivido.  Por lo que forma parte de la vida, es natural, legítimo, necesario para la vida y transitorio. El dolor es una sensación físico-emocional que nos resulta desagradable sentir y por eso tendemos a luchar contra él y no aceptarlo. Sin embargo, si lo aceptamos nos trae aprendizaje y tiende a diluirse.

Por otra parte, el sufrimiento es un proceso cognitivo. Aparece cuando nos resistimos a una situación que consideramos molesta o indeseada. A través de nuestros pensamientos alargamos esa sensación que se queda con nosotros por más tiempo. Debido a que el sufrimiento viene generado por nuestros pensamientos se dice que es una elección. Si ponemos atención a lo que nos decimos, a nuestro diálogo interno, entonces podremos cambiar esos pensamientos que nos anclan al sufrimiento y salir del mismo (si quieres saber más sobre nuestros pensamientos y diálogo interno te aconsejo el post: https://etie.es/eres-lo-que-te-cuentas/)

 

EL SUFRIMIENTO PUEDE SER UNA ACTITUD DE VIDA

Seguro que conoces a alguien que parece vivir en un estado de sufrimiento permanente. O quizás te reconoces ahí a ti mismo. Son estas situaciones de la vida que nos resultan desagradables o difíciles y que no hacemos nada por cambiarlas, o no las aceptamos si es que no se pueden cambiar. Esas situaciones con las que permaneces en constante conflicto. Por ejemplo, un trabajo en el que te sientes desmotivado y estancado desde hace años: tus pensamientos no paran de recordarte que estás desperdiciando tu vida en ese trabajo, que no se te valora todo lo que aportas, que no sacas lo mejor de ti, etc. Y esto te lleva a sentirte mal, a sentir ese sufrimiento del que cada día siente morir en vida durante unas horas. Esto es sufrir. Y la salida a este sufrimiento depende de ti. De cambiar tu relato interno y tus acciones externas.

Pero, ¿por qué a veces nos anclamos en el sufrimiento? Todo aquello que mantenemos es porque presenta alguna ventaja. Como dice la fábula del perro que se quejaba constantemente porque se había sentado encima de un clavo, pero no se quitaba porque no le dolía tanto como para hacer el esfuerzo de moverse. Y es que, hasta que algo no supone realmente un inconveniente para nosotros no nos esforzamos por superarlo. Cuando nos anclamos en el sufrimiento puede que:

  • estemos adoptando un papel de víctima gracias al cual otros (familiares y amigos) nos prestan una atención que nos gusta recibir
  • evitemos la responsabilidad que nos corresponde de tomar decisiones y realizar cambios (le tenemos mucho miedo al cambio)

Sufrir es más fácil que actuar. -Bert Hellinger-

 

En ambos casos estoy beneficiándome del sufrimiento de alguna manera y por ello lo acepto como una actitud ante la vida. Por supuesto que también puede llevarnos a desventajas, además de las molestias que sentimos debidas al sufrimiento, en un momento dado la gente puede cansarse de mi pape de víctima y dejar de recibir su atención. Y puede que las decisiones que yo no me he atrevido a tomar las tomen otros por mí, por lo que las consecuencias para mí pueden ser peores que haber tomado mis propias decisiones.

En todo caso, el primer paso para salir del sufirmiento es ser consciente de nuestra situación y aceptar que estamos sufriendo. Una vez abiertos a sentir el dolor y a aceptar, entonces tenemos que darnos cuenta de los pensamientos que lo generan. Y a partir de ahí, trabajar sobre ellos para desmontar esas creencias que me han estancado en ese sufrir y salir reforzado de la situación. Poder avanzar en la vida desde la resiliencia y hacia una vida que merece la pena ser vivida, incluso con sus altibajos.

¿Te atreves a aceptar el dolor y aprender de él? 😉

 

Irene Ruiz

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¡Gracias por estar ahí! ¡Y enhorabuena por elegir el camino del crecimiento!

 

TÚ ERES TU MEJOR RECURSO ANTE LOS RETOS DE LA VIDA. Un abrazo! 🙂