El pasado domingo fue el día de la mujer trabajadora. Y como mujer, he recibido alguna crítica en el trabajo que he tenido que saber encajar. Hoy te hablo de la gestión emocional cuando recibimos una crítica.

LA CRÍTICA

Hay mucha controversia sobre si este día debe celebrarse o no. Y, la verdad, me parece muy bien que cada mujer lo viva como lo sienta, y decida si lo celebra o no. Pero con lo que creo que no hay duda es que hemos avanzado mucho en la conquista de la igualdad de derechos en relación a la generación de nuestras abuelas. Pero, también es cierto que aún nos quedan muchos avances que realizar para poder hablar de igualdad realmente.

Y para decir esto simplemente me baso en mi propia experiencia…

Mi carrera profesional siempre ha ido progresando. Es cierto que comencé como analista de laboratorio y llegué a ocupar cargos importantes en la empresa en la que trabajaba como Directora de Calidad o Directora de Operaciones. Pero esto no  fue un camino de rosas.

Recuerdo una reunión one to one con el Director General, en la que, tras hablar de varios temas de Calidad, y  tras ser tan honesta y respetuosa como siempre he sido, me dijo: Lo que pasa Irene, es que tú eres muy guerrera.

En cuanto aquellas palabras llegaron a mis oídos me sentí mal. Me sentí molesta y confusa. No sabía bien cómo encajarlo. ¿Era algo positivo o negativo? ¿era un manipulación mental, una forma de controlarme coartando mi libertad de expresión? Si estaba tan contento con mi desempeño, ¿a qué venía aquello?…

Tiré de mis habilidades de auto gestión y comunicación efectiva, y muy elegantemente le dije: ¿Guerrera? no soy una persona que busque guerra, pero sí que soy luchadora.

Y ahí quedo la conversación.

 

 

LA GESTIÓN EMOCIONAL

Mi mal estar seguía conmigo cuando llegué a casa aquella tarde. Una de las técnicas de gestión emocional que más utilizo, porque me resulta muy efectiva, es la técnica de la escritura creativa. Así que cogí mi libreta y mi boli, e indagué por qué me sentaba tan mal aquella palabra: guerrera. Tras un buen rato de escritura me dí cuenta de que tenía unas cuantas creencias limitantes respecto a lo que debía ser una buena mujer.

Y es que, había aprendido que las niñas buenas son sumisas, no dan problemas, no pelean ni discuten, caen bien a todos, no se enfadan,son encantadoras y tiernas… sí, debí ver muchas películas y leer muchos cuentos de princesas perfectas, por lo visto…o quizás no, o quizás lo aprendí de lo que vi en mis abuelas, en la calle, en la sociedad… la verdad, no me importa cómo llegaron esas ideas a mi mente, lo que sí valoré fue darme cuenta de que rechazaba esa idea de mujer “sumisa=perfecta”. En cuanto detecté aquellas creencias pensé: Yo quiero ser libre para dar mi opinión, para ser buena en mi trabajo, para sentir que merezco mi éxito y disfrutarlo, para decidir si ser madre o no, para decidir cómo vivo mi vida y con quién… simplemente, quiero ser libre para ser yo misma.

¡Menuda liberación mental! Esto es lo que tiene la gestión emocional en frío, que te permite llegar al origen de tu malestar y darle la vuelta a ese sentimiento. En mi caso le cambié el sentido a la palabra guerrera. Decidí que: si ser guerrera significa ser una mujer que confía en sí misma, se respeta y valora, y como tal, así se relaciona, entonces sí, soy una guerrera. 🙂

 

critica encajar

 

Gracias a tener recursos de gestión emocional cambié el malestar y el enfado por un gran sentimiento de orgullo de ser cómo soy, de sentirme libre. Creo recordar que volví a recibir aquel elogio de que era una guerrera en otra reunión más, pero esta vez me sentí orgullosa y simplemente, sonreí agradecida. ¿Cuál era su intención, alagarme o molestarme? No lo sé, pero yo me ocupé de que su crítica no me afectase. Creo recordar que ya no me lo dijo más. Y si me lo dijo, no lo recuerdo porque para mí ya no era importante.

 

 

ENCAJAR LA CRÍTICA

Las críticas que recibimos no siempre llegan con malas intenciones. En ciertas ocasiones recibimos críticas con el fin de que mejoremos en algo. Por eso, al recibir una crítica, y antes de contestar, debemos valorar la intención de esa crítica para dar una respuesta más adecuada. Toda crítica que te ayude a mejorar es simplemente un aprendizaje.

Sin embargo, es una realidad que algunas de estas críticas que recibimos pueden molestarnos. Y en estos casos, siempre es constructivo analizar el origen de esa molestia para decidir cómo encajarla y qué hacer con ella. Pero sobre todo, para liberarnos del malestar que nos producen nuestras propias creencias cuando recibimos esa crítica.

Realmente, nadie puede molestarte si tú no lo permites. Y aunque no resulte fácil sí que es posible. ¿Te animas a aprender a encajar las críticas desde tu inteligencia emocional?

 

Desde aquí, mi enhorabuena y admiración a todas las mujeres GUERRERAS cuya lucha es ser ellas mismas.

Un abrazo,

Irene.

 

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