¿Te ha pasado que tienes días en los te que levantas y ya te sientes cansado? Es un cansancio mental principalmente. Cierta apatía, aburrimiento o desmotivación. Esos días que no te apetece nada y sigues adelante porque no te queda otra. Activas el piloto automático y te dices a ti mism@, sin mucho énfasis, “Vamos a por otro día más….” y cuando llegas a casa, lo único que te pide el cuerpo es tranquilidad, recogimiento y descansar.

En estos días, no solemos pararnos a analizar nuestras sensaciones y qué información traen. Más bien, esperamos a que se pase. Mañana será otro día. Sin embargo, puede ocurrir que no se pase. Y que de un día para otro, se mantenga esa sensación de desgana y desilusión.

 

¿QUÉ PROVOCA ESE ESTADO DE ÁNIMO?

Una emoción se da en un momento determinado debido a un estímulo concreto. Es algo puntual y de corta duración. Conlleva una sensación física y nos lleva a una conducta determinada. Lo normal, para una emoción adaptativa (sana) es que desaparezca al desaparecer el estímulo que la provocó.

Sin embargo, un estado de ánimo es es una combinación de sentimientos y emociones de menor intensidad pero que duran más en el tiempo. Suele estar provocado por la valoración que hacemos de nosotros mismo, de la vida o de nuestra situación. Es decir, que surge de nuestros pensamientos. Por ello, si no cambiamos nuestros pensamientos es difícil que cambie por sí solo nuestro estado de ánimo.

Ocurre muchas veces que no reconocemos esos pensamientos. Y es que nuestro cerebro actúa como un ordenador. Ciertos pensamientos o creencias se instalan en nuestro software y se ejecutan de manera automática sin que seamos conscientes de ello. Pero, aunque no seamos conscientes de esas creencias, éstas nos hacen actuar y sentirnos de una manera determinada, y por lo tanto, afectan a nuestros resultados en la vida.

Lo que suele ocurrirnos si nos paramos a pensar ¿qué me provoca esta apatía?  es que pensamos un poco de todo: lo que no te gusta de tu trabajo, lo que no funciona en tu vida familiar o de pareja, aquello que no te gustó cuando quedaste con tus amigos… estos pensamientos no suelen ser la causa de tu desmotivación, sino que llegan como consecuencia de la misma. De igual forma, que esa falta de energía y ese cansancio.

Por lo que, existe un pensamiento o conjunto de pensamientos (creencias), mucho más subconscientes, que provocan este estado de ánimo. Y necesitamos detectarlos.

 

 

¿POR QUÉ TENGO CREENCIAS QUE ME ENTRISTECEN O PERJUDICAN?

Las creencias son conclusiones de nuestra propia experiencia. Es lo que aprende el cerebro de aquello que ha vivido y en lo que se apoya para tomar decisiones y acciones en la vida. Algunas otras creencias las hemos adquirido de la educación recibida o de la sociedad en la que vivimos.

Las creencias son necesarias para nuestro cerebro, son sus aprendizajes y su sistema de referencia para la vida. El problema viene cuando alguna creencia se queda obsoleta. En su día pudo sernos útil pero ya no lo es, y sin embargo, sigue en nuestra programación mental y sigue activándose provocando en nosotros un conflicto interno a resolver. Esto conflicto solo se resuelve si cambiamos esa creencia que lo provoca, por otra que nos resulte más útil en este momento de nuestra vida.

 

¿CÓMO DETECTAR LOS PENSAMIENTOS SUBCONSCIENTES QUE PROVOCAN MI ESTADO DE ÁNIMO?

En estos casos, es muy útil saber identificar la emoción de base. Y para ello podemos observar lo que sentimos en nuestro cuerpo. Recordad que una emoción siempre provoca una sensación física determinada, por lo que detectando esa sensación física puedes identificar la emoción. Para ello, te invito a que hagas el siguiente ejercicio  en el que necesitarás un boli y una libreta (Yo siempre llevo uno encima, son una gran herramienta de autogestión):

  • Busca un ratito del día en el que estés sol@ y puedas concentrarte en tus sensaciones.
  • Cierra los ojos, y observa qué sientes en el cuerpo. Estómago, cabeza, cuello, espalda, mandíbula….
  • Abre los ojos y anótalo en una libreta o folio.Por ejemplo: en este caso escribirías algo así: me siento cansado, sin energía, el estómago cerrado, siento los músculos de la cara caídos, el cuerpo lo tengo encorvado al sentarme, hombros caídos cuando estoy de pie…
  • A continuación, cierra los ojos y piensa ¿Qué me apetece hacer? Por ejemplo: me apetece dormir, no me apetece hablar, no me apetece pasear, ni sonreír. Necesito descansar, calma.
  • Ahora relaciona lo que has escrito con una emoción. En este caso, los síntomas físicos y de apetencia coinciden con la tristeza. La desmotivación, la apatía y el aburrimiento suelen ser compañeras de esa emoción.

Ya sabes que estás triste. Hay algo que te ha entristecido y de ahí, ese estado de ánimo de bajón. Ahora toca determinar los pensamientos que te están haciendo sentirte triste. Qué te hace valorar este momento de tu vida de esta forma. Una técnica muy útil es la “Escritura Automática”, que te permite poner en palabras tus sensaciones y pensamientos sin analizar lo que escribes, simplemente escribiendo todo lo que te venga a la mente. NO tiene que estar bien estructurado, no necesitas que tenga sentido, no es un texto para que lo lea nadie. Por lo que, no te preocupes de cómo escribes, solo escribe lo que te venga a la cabeza. Sin releer, sin pensar la siguiente frase. Tal cual venga, la escribes.

  • Toma una libreta o folio en blanco. Y comienza a escribir todo lo que te venga a la cabeza a partir de esta frase: Me siento………
  • Llena el folio si es necesario. Toma un segundo folio si necesitas seguir escribiendo. Si en algún momento no sabes cómo seguir pero sientes que necesitas sacar más, puedes continuar con alguno de estos ejemplos: No me gusta….. Me gusta…… No quiero…… Quiero……Necesito…… No necesito…….
  • ¿Cuándo parar de escribir? Cuando sientas que te has desahogado, que has sacado todo lo que necesitabas sacar en este momento. Llegado a este punto puede que te sientas:

-Más tranquilo y en paz que cuando comenzaste a escribir. Esto quiere decir que has detectado ciertos pensamientos que estaban activando tu mal estar y al escribirlos se han desactivado.

-Intranquilo o confuso: esto puede ser normal ya que has removido tu interior. No te preocupes, esa sensación se pasa un rato después. Mi consejo es que sigas escribiendo cada día unos 20 minutos, por lo menos durante 5 días seguidos. De esta manera conseguirás resultados positivos de esta técnica.

¿CÓMO CAMBIAR MIS CREENCIAS POR OTRAS MÁS ÚTILES PARA MI EN ESTE MOMENTO DE MI VIDA?

Existen varios métodos de cambios de creencias desarrollados por diferentes psicólogos. Aún así, no es un proceso fácil ni rápido. Requiere su tiempo, incluso puede ser que necesites una ayuda externa que te guíe en ese proceso, como un Coach.

Aquí te propongo un sencillo método: EL DEBATE. Lo que vas a hacer es retar a tus creencias limitantes preguntándote:

  • ¿Esto que creo es SIEMPRE así o existen ocasiones en las que no?
  • ¿Esto que creo me lleva a resultados positivos SIEMPRE o a veces no me funciona?
  • ¿Qué bien es el que quiere hacerme esta creencia? (toda creencia la conservamos porque creemos que: nos protege, nos aporta comodidad…. es decir, nos hace algún bien)
  • ¿Cómo puedo obtener ese bien pensando de otra forma más constructiva?
  • ¿Qué quiero pensar en vez de esto?
  • ¿Qué pensaría una persona que no tuviese esta creencia?

Si tus creencias son resistentes y, una vez detectadas, no consigues retarlas. Te aconsejo que pidas ayuda a un Coach o terapeuta que te ayudará a vencerlas y sustituirlas por esas otras creencias que te van a llevar a un estado de ánimo positivo, ilusionante y constructivo.

 

Si te ha gustado este artículo y quieres recibir más consejos, herramientas y técnicas para desarrollar la inteligencia emocional suscríbete  la Newsletter de novedades ETIE.

 

¡Gracias por estar ahí! ¡Y enhorabuena por elegir el camino del crecimiento!

TÚ ERES TU MEJOR RECURSO ANTE LOS RETOS DE LA VIDA. Un abrazo! 🙂